El invierno presume su fria belleza una vez màs... yo me siento a contemplar el paisaje limpio despuès de la lluvia y recupero la memoria del entorno maravilloso que rodeaba la ciudad desde siempre pero que desde que el moderno smog se lo tragò no brillaba y se lucìa en plenitud... blancas montañas sin fin, un amplio cielo azul que covija blancas nubes con forma de motas de algodòn, el aire huele limpio, puedo sentir el aroma de las hierbas que crecen muy lejos y oìr el zumbido del aleteo de una abeja que no puede esperar a primavera... la humedad del ambiente resulta reconfortante ante la memoria del seco verano anterior, el frio me hace abrazarme a mi mismo entre mis prendas y me sonrie con un ligero y helado ventarròn... la gotas de lluvia que aùn no se desprenden de las hojas y las ramas brillan cuan diamantes con los rayos del tìmido sol que ilumina el panorama... predomina el verde en muchos matices, colores naturales y puros hacen un arcoìris que corona toda la escena y la convierte en un sueño de simpleza y belleza extraordinaria... de pronto, un bocinazo grave me despierta de esta visiòn celestial y vuelvo a mi realidad, esa que es humana, citadina y tecnològicamente aburrida... ahora debo correr pues he perdido mucho tiempo fuera del mundo moderno donde todo es gris, contaminado y artificial... espero con ansias que vuelva a llover...
sábado, 20 de agosto de 2011
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